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¿Qué función cumplían los surtidores públicos? ¿Alguna vez escuchaste hablar de ellos?

El Departamento General de Irrigación, a través de su Programa “Agua, patrimonio cultural de Mendoza”, se suma a la iniciativa de Junta de Estudios Históricos de Godoy Cruz, para reconstruir un tramo de la historia del agua en Mendoza a través de la memoria de quienes  recuerdan que caminaban hasta un surtidor público y de ese modo tenían agua en condiciones, al menos para beber y cocinar.

Levantarnos cada día, darnos una ducha, calentar agua para prepararnos un desayuno, y así seguir el día sintiendo que siempre el agua potable estará disponible en nuestra casa, es una situación privilegiada que muchos de nuestros abuelos no tuvieron en su niñez.

El contexto histórico 

En Mendoza, en las últimas décadas del siglo XIX, a la destrucción de la ciudad que provocó el terremoto de 1861 se le sumó que las enfermedades de transmisión hídrica se transformaron en un problema social que se debió atender en forma urgente, a través de medidas que promovían la higiene y las necesarias obras de abastecimiento de este recurso vital.

La sanción de la Ley General de Aguas y creación del actual Departamento General de Irrigación en 1884, coincide con el comienzo de la gestión como intendente de la Ciudad de Mendoza de Luis Lagomaggiore, quien encara importantes obras de higiene y salubridad. Durante su mandato se desató la epidemia de cólera en el verano de 1886 – 1887, por lo que proveer a la población de agua en condiciones de ser bebida, se transforma en una prioridad. Con toda la experiencia acumulada en los temas vinculados con los problemas que acarrea la contaminación a la calidad del agua, años más tarde de terminar su mandato como Intendente ocupa la presidencia del Consejo de Irrigación.

En poco tiempo, los departamentos más poblados se sumaron a la iniciativa de colocar surtidores de agua públicos y el paisaje urbano los incorporó en varios puntos estratégicos dando forma a una gran red de cañerías.

Es necesario recuperar  la memoria viva

En la actualidad se conservan muy pocos de estos surtidores y es por esto que se necesita que pidamos ayuda a nuestros abuelos, vecinos y conocidos que hayan vivido en aquella época para identificarlos, protegerlos y ponerlos en valor. Es una tarea que solo puede lograrse a través de la compilación de las historias, anécdotas y trabajos de investigación que contextualicen y hagan recobrar vida a estas escenas cotidianas del pasado. Las personas que posean información, anécdotas o fotos las pueden enviar a lajuntaconvoca@gmail.com