El agua podría ser reusada en riego agrícola. Y el modelo, replicado por bodegas e industrias.
El Superintendente de Irrigación, Sergio Marinelli, Claudio Galmarini, Director Regional del INTA y Analía Díaz Bruno, Directora de la Estación Experimental Mendoza del INTA, firmaron el acuerdo de colaboración que contribuirá al estudio, desarrollo y difusión de tecnologías ambientalmente sostenibles que ayuden a disminuir la contaminación ambiental. Por otra parte, este trabajo minimizará la generación de residuos líquidos o sólidos, al mismo tiempo que permitirá el agua de reúso como una fuente alternativa.
En un contexto actual de escasez hídrica y calentamiento global, los métodos de tratamiento y reciclaje de aguas residuales son vitales para abastecer de suficiente agua dulce. En este sentido, las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) se han consolidado en las últimas décadas como una tecnología confiable y eficiente para el tratamiento de diversos tipos de aguas residuales.
Una de las soluciones basadas en la naturaleza son los humedales construidos (HC). Los humedales construidos consisten en estanques poco profundos, en los que se implantan especies vegetales adaptadas a la vida acuática y en los que la depuración se basa en procesos naturales de tipo microbiológico, biológico, físico y químico.
Marinelli se refirió a lo que implica el convenio: “Este desarrollo implica una filtración con un humedal construido. Es decir, un humedal artificial que permite mediante cámaras de decantación y en depósitos de grava hacer una filtración bastante natural. Es microbiológica, es química, es física y nos permite obtener un agua después de que pasa a través de su humedal. Estos humedales permiten la remoción de contaminantes orgánicos e inorgánicos, al mismo tiempo que dan soporte a la biodiversidad local.”
Galmarini se refirió a esta experiencia: “Estamos desarrollando un modelo para tratar el agua, sobre todo de las bodegas o agua llamadas grises, inclusive el agua que viene de los residuos cloacales de la propia institución. A través de una estructura de humedales podemos medir y cuantificar muy bien los niveles de salinidad, los niveles microbianos y terminar con un agua que puede utilizarse sobre todo para riego agrícola. En función de eso se puede determinar qué cultivos se pueden hacer con esa agua para que lleven la carga microbiana adecuada para que sea segura y buena para el consumidor. Así que a partir de estas unidades demostrativas se puede replicar en bodegas o en establecimientos industriales para reuso.”
A su vez, Bruno afirmó: “El INTA tiene una gran responsabilidad tanto en el desarrollo de tecnologías como en la transferencia de tecnologías para los productores, y hoy uno de los ejes más importantes que tiene la provincia es el tema de agua y dentro de eso el reuso de las aguas creemos que es fundamental para poder proponer nuevas tecnologías de solución.”