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Comenzó la temporada de riego con el embalse Potrerillos al 90% de su capacidad

Sin embargo, el nivel del agua bajará hasta diciembre. En la cuenca del Río Mendoza, en agosto finalizó la corta de agua anual que hace Irrigación, para realizar obras, limpieza y mantenimiento de los cauces.

La principal función del embalse Potrerillos es regular el agua del río Mendoza. En el verano la tarea de Irrigación es almacenar agua allí, ya que a partir de los deshielos en diciembre, el río lleva la suficiente agua para cubrir las demandas y también guardar; aunque las proyecciones primeras muestren otro ciclo pobre en precipitaciones.

En la primavera se presenta la situación inversa: el agua del río Mendoza es insuficiente para cubrir las demandas, especialmente de riego. Entonces, se debe completar el volumen del agua con la que se almacena en el embalse, el verano anterior.

Este auspicioso indicador de un embalse tan importante como Potrerillos al 90 por ciento, habla de una fuerte visón de Irrigación en el proceso de planificación. No es al azar. En años anteriores se ha llegado a un acuerdo con Inspecciones y regantes sobre el modo de manejo del embalse: según los datos confeccionados por expertos de Irrigación el embalse se encuentra lleno en esta época para bajar la cota antes de noviembre y sobretodo, diciembre, que es cuando se vuelve a llenar. La condición es que no se gaste más agua de la que conduce y conducirá el río Mendoza. Esta premisa prevé un ahorro constante en materia hídrica durante toda la temporada que se avecina.

Esta fuerte interrelación entre información técnica de primera mano, concreciones en la red de riego y la voluntad de participación entre organismo y usuarios produce una coordinación aceitada, y demuestra el trabajo conjunto y el compromiso con el cuidado del agua y los diferentes usos, principalmente, el uso poblacional y el agrícola.

Por lo tanto, la escasez en la región es el punto principal en la agenda del organismo encargado de administrar el agua en Mendoza. Las continuas crisis hídricas vividas año tras año han arrojado indicadores a tener en cuenta, sobre todo si miramos también, las observaciones globales que nos advierten continuamente sobre las consecuencias del cambio climático y sus consecuencias.

El Superintendente de irrigación, Sergio Marinelli, advierte sobre esta situación: “Ha comenzado la temporada con el embalse al 90% de su capacidad, pero desde ahora hasta mediados de diciembre, que comienzan los deshielos, bajará el nivel. Por eso y dado que prevemos un año muy pobre, es muy importante cuidar el agua ya que disponemos sólo de lo que hay en el embalse hoy, más lo poco que pueda aportar el río. Por otra parte, los mendocinos debemos rogar que en lo que resta del invierno se produzcan algunas nevadas, así en el verano podemos recuperar el embalse, que seguramente va a estar muy bajo”.

Todos los años el Departamento General de Irrigación desarrolla una significativa planificación en relación a la distribución del agua en cantidad y calidad. La corta anual de aguas que se implementa en lo meses fríos, es un trabajo que permite recibir el agua en agosto con la red de riego a punto; es decir, limpia, reparada y conservada en su máximo nivel. Otro momento puntual en el año, es el pronóstico que entrega Irrigación en el mes de octubre con las proyecciones del año hídrico que va, en este caso, de octubre de 2019 a octubre de 2020.

El pronóstico de volumen de agua para la temporada 2018-2019, para todos los ríos de la provincia, fue de un año seco. Es decir, escurrió menos del 65% de un año medio o normal. Una visión similar posee Irrigación para esta nueva temporada (2019-.2020). En este pronóstico, que ya termina, también se llegó a esta conclusión: la sequía es la nueva normalidad. Este año hídrico que finaliza en octubre ha sido el más cálido de la serie de temperaturas registradas para nuestra región y uno de los siete más cálidos que se han dado en los últimos 10 años.

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