La gran cantidad de agua caída el jueves 12 de noviembre muestra las dificultades que tenemos los mendocinos para cuidar los cauces. También las plantas potabilizadoras sufrieron el embate del agua y la arena.

La tormenta registrada en Mendoza este jueves dejó al descubierto una serie de falencias en nuestros desagües tanto artificiales y naturales, aunque la cantidad de agua registrada es significativa. La tormenta fue la más intensa en lo que va del año en la Provincia: llovieron 75 milímetros en veinte minutos, cuando por año se acumulan 180 milímetros. En este sentido la red preparada para estos casos fue desbordada con resultados lamentables.
Según Defensa Civil:
114 viviendas anegadas.
53 derrumbes parciales y totales.
33 desbordes cloacales.
145 árboles caídos.
92 postes y cables caídos en diferentes zonas del Gran Mendoza.

Uno de las causas de los desbordes, además de la cantidad precipitada, es el continuo uso de cauces aluvionales o de riego como basurales a cielo abierto.
A pesar de las reiteradas campañas que ha desarrollado Irrigación a través de los años.

Las pruebas recolectada por Irrigación, año a año, muestran todo tipo de residuo sólido en cauces: desde heladeras en desuso hasta carrocerías de autos. Los mendocinos aún no tomamos conciencia de los cambios climáticos a nivel mundial y mucho menos de la escasez hídrica que nos acecha desde hace más de una década.

Otro ejemplo del cuidado que debemos tener los mendocinos, tanto en cantidad como en calidad, es la potabilización de la misma. El uso poblacional es la prioridad de todos los usos que podemos aprovechar en Mendoza. Este reciente meteoro que atacó la ciudad de Mendoza, también influyó en el agua que consume la gente: el arroyo Agua de las Avispas se encuentra en Luján de Cuyo y no transporta agua casi nunca. Pero con la tormenta se transformó en un potente cauce que arrastraba agua y barro hacia los centros urbanos. En ese trayecto se encuentra la toma de la planta potabilizadora, por lo tanto Aysam pidió hacer un uso responsable del agua, ya que el proceso de depuración y producción de agua potable se encuentra comprometido por el avance del aluvión.