Como técnico aforador, pasaba hasta 8 meses en un alejado refugio de Malargüe en medio de la nieve.
El Departamento General de Irrigación tiene entre sus objetivos el de divulgar el patrimonio histórico y cultural vinculado al agua. Lo hace de manera sostenida desde 2018, con diversas acciones y en cada una aparece como imprescindible el rescate de la memoria: aquellos saberes y anécdotas que permiten comprender, y en muchos casos escribir, grandes capítulos de la historia de Mendoza.
En esta ocasión, esa pieza clave que permite hacer un viaje en el tiempo es Antonio Sarelli, uno de los grandes maestros de la pintura mendocina que trabajó en Irrigación como técnico aforador y dibujante proyectista. En esa tarea, pasaba hasta 8 meses alejado de casi todo en un refugio de Malargüe.
La carrera de Antonio Sarelli es extensa, exitosa y ampliamente reconocida en muchos países. En 1960 recibió el título de Profesor de Dibujo, pero en esta entrega de Memorias del Agua queremos referirnos a un tramo poco conocido de su vida: sus años como empleado de Irrigación.
Este referente de la cultura mendocina trabajó durante 18 años en el área Hidrología y es parte de la generación que marcó los inicios de la nivometría en Argentina.
El trabajo de aforador hizo que Sarelli tuviera que alejarse de la ciudad hacia la localidad de Valle Hermoso y alojarse en el Refugio Putalivo. Su función consistía en la tarea intensiva de observación y envío de información relacionada al clima, las nevadas y el comportamiento de los cauces. Esta valiosa información luego era utilizada también por el Servicio Meteorológico, pues desde el refugio Sarelli operaba una antigua radio (que había sido utilizada en la Segunda Guerra Mundial) para comunicar al servicio el parte climático de la zona.
Es importante remarcar que esta misión implicaba alrededor de nueve meses de alejamiento y de escasísimo contacto con la civilización. Este trabajo, ejercido en forma continua durante muchos años, contribuyó en proyectos tales como el estudio del desvío de los ríos Cobre y Tordillo hacia el Salado.
Pasaron las décadas, cambiaron los métodos y las técnicas de recabación de datos en nivología. En 1978 el maestro Sarelli deja de ser empleado de Irrigación y se dedica a su arte. Se destacó en nuestra tierra y también es ampliamente reconocido en tierras lejanas.
Más de 30 años después, y con motivo de explorar la utilidad que tuvo la antigua radio, que atesoramos en la Biblioteca del Agua de Irrigación, convocamos a radioaficionados y jubilados a una reunión. Fue allí cuando el nombre de Antonio Sarelli volvió a asociarse a las sacrificadas campañas de nivometría.
En el marco de las acciones que se desarrollan en el Programa Agua patrimonio cultural de Mendoza, lo contactamos y, con la humildad de los grandes, nos recibió. No solo nos abrió las puertas de su atelier sino que compartió datos, información, anécdotas y toda la valiosa experiencia de su paso por Irrigación en general y por el Refugio Putalivo en particular.
También cómo esta experiencia influyó en su obra. Allí descubrió la profundidad de la soledad. Allí pudo vivir el silencio, “el silencio total, el silencio de adentro y de afuera”. Seguramente esta experiencia que duró 18 años, se vea reflejada en su obra. Según sus propias palabras:
“…El mayor desafío de la pintura es el silencio, porque no existen palabras, ni notas. Hay una búsqueda permanente con lo más íntimo de uno mismo…”. “…Vi demasiada hermosura en la naturaleza, la gran belleza del silencio de la montaña y decidí hacer mi paisaje, vale decir, el paisaje como emoción, como un sentimiento…”.
Después de un homenaje que le hizo Irrigación el pasado 15 de abril, su obra titulada “Cacheuta” (óleo sobre tela, 1,50 por 2,00 mts, realizada en 2005) está expuesta en el primer piso de la sede central del organismo.
Además se nombró a Sarelli “Miembro del Consejo Honorífico Asesor del Archivo Histórico del Agua en Mendoza”.